Herpes ocular: síntomas, contagio y tratamiento
Опубликовано 2025-09-02
El herpes ocular puede sonar como una frase técnica que queda lejos de nuestro día a día hasta que un escozor, un enrojecimiento o una pérdida de visión golpean a alguien cercano. Es una afección que mezcla lo cotidiano, porque proviene de virus que muchos llevamos en el cuerpo, con lo serio, porque en algunos casos puede amenazar la visión. Si alguna vez te has preguntado cómo se manifiesta, qué tan contagioso es o qué opciones reales existen para tratarlo, este artículo te acompaña paso a paso con un lenguaje claro, ejemplos prácticos y recomendaciones para reconocer y manejar el problema. Vamos a desmenuzar el tema sin tecnicismos innecesarios, pero con suficiente detalle para que entiendas la mecánica, los riesgos y cuándo es imprescindible acudir a un profesional de la salud.
¿Qué es el herpes ocular?
El herpes ocular es una infección del ojo causada por virus del género Herpesvirus, principalmente el virus herpes simple tipo 1 (VHS-1), que es el mismo responsable del “herpes labial” o ampollas en el borde de los labios. Este virus, tras la infección primaria, persiste de forma latente en los nervios y puede reactivarse, manifestándose en el ojo en forma de queratitis (infección o inflamación de la córnea), conjuntivitis o afectación más profunda. Aunque menos frecuente, el virus herpes simple tipo 2 (VHS-2), asociado habitualmente a infecciones genitales, también puede afectar el ojo, normalmente tras exposiciones específicas o en recién nacidos.
Comprender que el virus puede permanecer dormido explica por qué alguien que tuvo una lesión en el labio hace años puede, en circunstancias particulares (estrés, fiebre, exposición solar intensa), desarrollar un brote ocular. Además, no debemos confundir el herpes simple ocular con el herpes zóster oftálmico —causado por el virus de la varicela zóster—, que tiene características propias y suele afectar a personas mayores o a quienes han pasado por la varicela en la infancia. En ambos casos la córnea y estructuras adyacentes pueden verse comprometidas y la lesión, si no se trata adecuadamente, puede dejar cicatrices que alteren la visión.
Virus responsable y cómo actúa
El VHS-1 entra en contacto con la superficie ocular o con zonas próximas y se replica en las células epiteliales, causando las lesiones iniciales. Desde allí, el virus asciende por las fibras nerviosas sensoriales hasta llegar a los ganglios nerviosos, donde queda latente. A partir de esos reservorios, el virus puede reactivarse y volver a viajar por los nervios hasta la superficie ocular, produciendo recurrencias. Este comportamiento explica por qué los episodios pueden repetirse y por qué determinados factores disparadores —como la exposición solar, el estrés emocional, la fiebre o la inmunosupresión— aumentan el riesgo de recurrencia.
La afectación puede ser superficial, como la queratitis epitelial (que produce úlceras dendríticas en la córnea), o profunda e inmunomediada, como la queratitis estromal, donde la inflamación puede dañar las capas más internas de la córnea y dejar cicatrices. Además, el virus puede provocar inflamación en la conjuntiva, en el iris (iritis) o incluso en la retina en casos raros, por lo que la gama de presentaciones es amplia y requiere atención especializada.
Síntomas del herpes ocular
Los síntomas del herpes ocular pueden variar según la parte del ojo afectada y la gravedad del episodio. Hay casos en los que la persona percibe una simple sensación de cuerpo extraño o sequedad, y otros en los que aparecen dolor intenso, disminución marcada de la visión y fotosensibilidad. Un punto clave es que las lesiones en córnea suelen causar dolor, sensación de arena en el ojo, lagrimeo y visión borrosa; en la queratitis epitelial se observan típicamente lesiones con forma de “ramificación” o dendritas que son características.
La variabilidad de síntomas puede confundir a quienes lo padecen: bastantes enfermos creen que tienen una conjuntivitis banal o una alergia, y retrasan la consulta. Por eso es importante reconocer los signos de alarma y entender cuándo una molestia ocular merece valoración especializada. A continuación, una tabla que resume síntomas clave, su descripción y la urgencia que suelen implicar.
Síntoma | Descripción | Gravedad / ¿Cuándo consultar? |
---|---|---|
Dolor ocular | Molestia o dolor punzante, sensación de cuerpo extraño | Consultar si es intenso o no mejora con analgésicos básicos |
Enrojecimiento | Vasodilatación de la conjuntiva que puede acompañarse de inflamación | Consultar si aparece junto con dolor o visión borrosa |
Lagrimeo y secreción | Secreción acuosa o mucosa; a veces pegajosa | Consultar si la secreción es purulenta o persistente |
Fotosensibilidad | Molestia al mirar luz brillante | Urgente si limita la apertura ocular o va con dolor |
Visión borrosa | Pérdida de nitidez, halos o distorsión visual | Consultar de inmediato, puede indicar compromiso de la córnea |
Úlceras corneales (dendríticas) | Lesiones en forma de rama visibles con tinción fluoresceína | Urgente; requieren evaluación oftalmológica |
Signos clínicos que suelen observar los especialistas
Cuando un oftalmólogo inspecciona un ojo con sospecha de herpes, a menudo hallará lesiones características en la córnea visibles con tinción con fluoresceína bajo lámpara de hendidura, además de posibles erosiones o ulcerações dendríticas. También es común observar una conjuntiva inflamada, adenopatías preauriculares (ganglios inflamados frente al oído) y, si hay afectación del iris, cambios en la pupila o sensibilidad a la luz. En resumen, los signos pueden ser claros para el especialista, pero en etapas iniciales pueden pasar desapercibidos para el paciente, lo que hace recomendable la consulta ante cualquier combinación de síntomas oculares persistentes.
Cómo se contagia el herpes ocular
El contagio del herpes ocular ocurre fundamentalmente por contacto directo con el virus. Esto puede ser por tocar una lesión herpética (por ejemplo, una ampolla labial activa) y luego llevarse la mano al ojo, o por contacto directo con secreciones oculares infectadas. El virus también se transmite por fómites, es decir, objetos contaminados como toallas, pañuelos o maquillaje si han estado en contacto reciente con la lesión. En general, la transmisión requiere contacto relativamente cercano y directo; no es un virus que se propague fácilmente a través del aire como la gripe.
Hay situaciones que aumentan la probabilidad de contagio: la presencia de lesiones activas (vesículas o úlceras), la manipulación del ojo sin higiene adecuada, y el contacto cercano con alguien que tiene una lesión herpética activa. Es importante subrayar que muchas personas tienen el virus en estado latente y nunca desarrollan herpes ocular; sin embargo, sí pueden transmitir el virus en períodos en que presentan lesiones activas.
- Formas comunes de contagio: contacto directo con lesiones, usar objetos personales contaminados, tocar el ojo con manos que han tocado una lesión herpética.
- Riesgos aumentados: sistema inmunitario debilitado, exposición solar intensa, enfermedades febriles, estrés extremo.
- Medidas sencillas de prevención: lavado de manos frecuente, no compartir toallas ni cosméticos, evitar tocarse la cara y los ojos con las manos sucias.
Herpes simple vs Herpes zóster en el ojo
No todos los “herpes” oculares son iguales. El herpes simple (VHS) y el herpes zóster oftálmico (VZV, el mismo virus de la varicela que puede reactivarse como culebrilla o zona) afectan el ojo pero con diferencias importantes en presentación, gravedad y prevención. La varicela zoster oftálmica suele afectar a personas mayores y puede asociarse con un dolor neuropático intenso antes de que aparezcan lesiones en la piel, y la distribución suele seguir la rama oftálmica del nervio trigémino. Además, existe vacuna para disminuir el riesgo de zóster en adultos mayores, lo que no ocurre aún de forma generalizada para el VHS-1.
Característica | Herpes simple (VHS-1) | Herpes zóster oftálmico (VZV) |
---|---|---|
Población habitual | Personas de todas las edades; asociado a contactos con lesiones labiales | Más frecuente en adultos mayores o inmunodeprimidos |
Signos | Úlceras dendríticas en córnea; queratitis recurrente | Erupción en la frente y párpado; dolor intenso y posible afectación ocular grave |
Prevención | No hay vacuna de uso generalizado para prevención de VHS-1 ocular | Vacunas contra zóster reducen riesgo de zóster oftálmico |
Diagnóstico del herpes ocular
El diagnóstico del herpes ocular combina historia clínica, examen oftalmológico y, en ocasiones, pruebas de laboratorio. El oftalmólogo suele realizar una exploración con lámpara de hendidura, aplicar tinciones como la fluoresceína para visualizar defectos epiteliales en la córnea y valorar la extensión y profundidad de la lesión. Cuando la presentación es típica, el diagnóstico puede realizarse clínicamente; sin embargo, en casos atípicos o refractarios al tratamiento, se pueden tomar muestras para pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que detectan material genético del virus o cultivo viral, aunque estos últimos no siempre son necesarios.
Además del examen de la superficie ocular, el oftalmólogo puede valorar la presión intraocular y la presencia de inflamación en cámaras internas del ojo. En pacientes con sospecha de afectación retiniana o coriorretiniana, se pueden complementar pruebas con OCT (tomografía de coherencia óptica) o angiografía.
- Historia clínica: episodios previos de herpes, lesiones labiales, factores desencadenantes.
- Examen con lámpara de hendidura: búsqueda de úlceras dendríticas, lesiones corneales.
- Pruebas de laboratorio: PCR ocular, cultivo viral, en casos seleccionados.
Diagnóstico diferencial
Hay otras afecciones que pueden imitar el herpes ocular, como conjuntivitis bacteriana o viral no herpética, queratitis por adenovirus, queratitis microbiana (por hongos o bacterias) y enfermedades autoinmunes que afectan la superficie ocular. Debido a estas similitudes, el criterio clínico del oftalmólogo y, cuando corresponda, las pruebas complementarias, son esenciales para marcar la diferencia entre tratamientos apropiados y potencialmente dañinos.
Tratamiento: opciones y consideraciones
El tratamiento del herpes ocular busca dos objetivos: frenar la replicación viral y controlar la inflamación para prevenir daño permanente. Para la queratitis epitelial herpética, los antivirales tópicos (gotas o geles) como el ganciclovir oftálmico o la trifluridina han sido usados tradicionalmente; en muchos casos se emplean antivirales sistémicos orales (aciclovir, valaciclovir, famciclovir) para reducir la replicación viral y la recurrencia. En queratitis estromal o en uveítis herpética, los antivirales orales combinados con tratamiento antiinflamatorio (a menudo esteroides tópicos bajo supervisión oftalmológica estricta) pueden ser necesarios.
Es crucial no iniciar esteroides tópicos sin una evaluación oftalmológica completa: en la queratitis epitelial activa, los esteroides pueden empeorar la infección y aumentar el riesgo de daño corneal. Por tanto, la decisión de usar corticoides y la monitorización deben ser hechas por un especialista. En casos de úlceras corneales extensas, puede requerirse hospitalización para tratamiento intensivo y, en situaciones extremas y crónicas con cicatrices que limitan la visión, cirugía (como el trasplante de córnea) puede ser la única alternativa para recuperar la visión.
Intervención | Indicaciones | Notas importantes |
---|---|---|
Antivirales tópicos | Queratitis epitelial activa | Usar según indicación; pueden causar irritación local |
Antivirales orales | Queratitis, uveítis, prevención de recurrencias | Administración y duración determinadas por el especialista |
Corticoides tópicos | Queratitis estromal o uveítis herpética, bajo control | Riesgo si se usan en queratitis epitelial activa; siempre con supervisión |
Debridamiento | En algunos casos de úlceras epiteliales | Debe realizarlo personal entrenado; no es solución universal |
Cirugía | Cicatrices corneales severas | Trasplante de córnea, con riesgo de recurrencia viral en el injerto |
Tratamiento antiviral: ¿qué esperar?
Los antivirales no “curan” al virus latente, pero reducen la replicación durante el episodio y disminuyen el daño tisular. En muchos pacientes, el tratamiento oportuno acorta la duración del episodio, alivia síntomas y reduce el riesgo de complicaciones. Para personas con recurrencias frecuentes, puede recomendarse terapia supresora oral prolongada para reducir la frecuencia de brotes. Sin embargo, este enfoque debe evaluarse individualmente, considerando posibles efectos secundarios, interacciones farmacológicas y la condición general de salud del paciente.
Prevención y medidas prácticas
La prevención del herpes ocular combina higiene personal, manejo de factores desencadenantes y decisiones sanitarias informadas. Evitar tocarse la cara con las manos sucias, no compartir toallas o cosméticos, y lavarse las manos tras manipular lesiones herpéticas son medidas simples y eficaces. Para quienes usan lentes de contacto, es esencial retirar las lentes frente a cualquier sensación de irritación o lesión y evitar su uso durante un episodio activo hasta que un profesional lo autorice.
Además, la protección frente a la radiación solar con gafas adecuadas puede ayudar a prevenir reactivaciones en personas susceptibles, y la vacunación contra el herpes zóster en adultos mayores reduce el riesgo de zóster oftálmico, que puede ser severo. Aunque no existe una vacuna específica y ampliamente disponible para prevenir el VHS-1, la investigación continúa y la prevención basada en hábitos sigue siendo clave.
- Higiene: lavado frecuente de manos, no tocarse la cara ni los ojos con las manos sucias.
- Objetos personales: no compartir toallas, almohadas, lentes de contacto ni maquillaje.
- Contactología: suspender lentes de contacto mientras haya síntomas y seguir instrucciones de desinfección.
- Protección solar: gafas y sombrero en exposiciones prolongadas para reducir desencadenantes.
- Vacunación: considerar la vacuna contra zóster en adultos mayores para prevenir zóster oftálmico.
Consejos cotidianos y cuidados en casa
Si tienes un brote, puedes aliviar síntomas con medidas sencillas: compresas frías y limpias para disminuir el malestar, lágrimas artificiales para reducir la sensación de sequedad, y descanso ocular evitando esfuerzos visuales prolongados. Evita automedicarte con gotas de venta libre que contengan vasoconstrictores o preparados no recomendados por un oftalmólogo, ya que algunos productos pueden empeorar la situación. Y recuerda: la consulta temprana con un especialista mejora las probabilidades de conservar una buena visión.
Recurrencias y pronóstico
El herpes ocular tiende a recaer en algunos pacientes. Las recurrencias pueden ser más o menos frecuentes y a menudo se relacionan con factores desencadenantes conocidos. Para muchas personas, los episodios son esporádicos y responden bien al tratamiento; para otras, las recurrencias son una fuente de preocupación y pueden requerir terapia supresora prolongada. El pronóstico depende de la extensión de la enfermedad, la rapidez del diagnóstico y la adecuación del tratamiento: cuando la córnea no está severamente dañada y el tratamiento es oportuno, la mayoría recupera una visión satisfactoria. Sin embargo, en casos de infecciones profundas o repetidas con cicatrices corneales, la visión puede quedar afectada y requerir intervenciones quirúrgicas.
Es fundamental que los pacientes con antecedentes de herpes ocular mantengan un control oftalmológico periódico y reciban educación sobre los factores que pueden precipitar una reactivación. La adherencia al tratamiento y el seguimiento son decisivos para reducir el riesgo de complicaciones.
Factores que aumentan el riesgo de recurrencia
- Estrés físico o emocional elevado.
- Fiebre u otras infecciones sistémicas.
- Exposición intensa al sol sin protección.
- Tratamientos inmunosupresores o enfermedades que deprimen el sistema inmune.
- Traumatismos o cirugías oculares previas.
Cuándo acudir a urgencias
No todos los malestares oculares requieren urgencia, pero hay señales que deben llevarte a consultar de inmediato a un servicio oftalmológico o de urgencias. Entre ellas: dolor ocular intenso y repentino, pérdida rápida de visión, aparición de manchas oscuras o destellos lumínicos, úlceras visibles en la córnea, o signos generales de infección con fiebre y afectación del estado general. Ante cualquiera de estas situaciones, la rapidez en la atención puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y complicaciones permanentes.
- Dolor ocular intenso que no cede.
- Pérdida significativa o súbita de visión.
- Úlceras corneales o secreción mucopurulenta con afectación del estado general.
- Heridas o trauma reciente en el ojo.
Atención especial en poblaciones vulnerables
Los recién nacidos y las personas inmunodeprimidas merecen un enfoque especialmente cuidadoso. En recién nacidos, la infección por herpes puede ser grave y requerir intervención inmediata. En inmunodeprimidos, el curso puede ser más agresivo y las terapias deben ajustarse en función del estado general. Estas situaciones demandan coordinación entre pediatras, oftalmólogos e infectólogos.
Mitos y verdades sobre el herpes ocular
En torno al herpes ocular circulan muchos mitos: que siempre viene acompañado de llagas en los labios, que sólo afecta a quienes no se lavan las manos, o que una vez tratado ya no vuelve. La realidad es más matizada: pueden existir infecciones oculares sin lesiones labiales visibles, la higiene reduce pero no elimina totalmente el riesgo, y el virus puede permanecer latente y reactivarse en el futuro. Desmontar estos mitos ayuda a tomar decisiones más informadas y a reducir el estigma que algunas veces acompaña a los pacientes.
Preguntas frecuentes
¿Qué tan contagioso es el herpes ocular para la familia en casa? El riesgo de contagio existe principalmente durante lesiones activas; con medidas de higiene como no compartir toallas y lavado frecuente de manos, puedes reducir significativamente la transmisión.
¿Puedo usar maquillaje ocular después de un brote? No durante un brote activo. Es mejor evitar maquillaje que pueda contaminarse y reemplazar cosméticos usados antes del brote.
¿Es necesaria la cirugía en todos los casos con cicatriz corneal? No; la cirugía, como el trasplante de córnea, se reserva para cicatrices que afectan la visión de manera significativa y cuando otras medidas no han sido suficientes.
¿Existe cura definitiva? No hay cura que elimine el virus latente, pero hay tratamientos efectivos que controlan los episodios, reducen la gravedad y protegen la visión cuando se usan adecuadamente bajo supervisión médica.
Recursos y apoyo
Si vives con herpes ocular recurrente, busca recursos que te brinden apoyo: grupos de pacientes, consultas periódicas con tu oftalmólogo, información fiable de sociedades médicas y canales oficiales de salud. Mantener una buena comunicación con tu equipo de salud, preguntar sobre planes de acción para brotes y registrar factores desencadenantes personales pueden mejorar tu calidad de vida y reducir la incertidumbre frente a las recurrencias.
Además, si tienes dudas sobre medicamentos, interacciones o efectos secundarios, consulta siempre con tu médico o farmacéutico antes de cambiar terapias. La medicina avanza, y existen protocolos y estudios que pueden ofrecer nuevas alternativas; estar informado a través de fuentes confiables es clave.
Resumen práctico: qué hacer si sospechas herpes ocular
1) No te automediques. Evita aplicar gotas o ungüentos caseros o productos no prescritos.
2) Lava tus manos con frecuencia y evita tocarte el ojo afectado.
3) Retira lentes de contacto y reemplaza o desinfecta estuches y lentes según indicaciones.
4) Acude al oftalmólogo para evaluación y tratamiento específico; sigue sus indicaciones al pie de la letra.
Conclusión
El herpes ocular es una enfermedad que combina elementos comunes y potencialmente graves: proviene de virus que muchas personas tienen latentes y puede aparecer en momentos de estrés, exposición solar o bajada de defensas; sus manifestaciones van desde molestias leves hasta lesiones corneales que amenazan la visión, y por ello la detección precoz, la higiene, la valoración oftalmológica y el tratamiento adecuado son fundamentales para preservar la salud ocular; con medidas preventivas sencillas y el seguimiento médico correcto, la mayoría de los pacientes logra controlar los episodios y mantener una buena calidad visual, pero ante cualquier signo de alarma es imprescindible la consulta especializada.
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